Talleres y Clases Particulares

sábado, 11 de mayo de 2013

Nuestro cuerpo es nosotros mismos. Él es nuestra única realidad aprehensible. No se opone a la inteligencia, a los sentimientos, al alma. Los incluye y los alberga.
Por ello, tomar conciencia del propio cuerpo significa abrirse el acceso a la totalidad del ser...

porque cuerpo y espíritu, lo psíquico y lo físico, incluso la fuerza y la debilidad, representan no la dualidad del ser, sino su unidad.


Si nuestro repertorio de gestos y de movimientos no incluye más que una fracción de las posibilidades del ser humano, si hasta ahora nos hemos servido de nuestro cuerpo nada más que para reducir, traicionar o negar nuestras sensaciones, la expresión corporal no podrá ser otra cosa que imitación, compensación, adiestramiento.
Para ejercitarse en una expresión corporal que valga para algo, hay que tomar conciencia primero de las propias represiones corporales.
Una vez despierto el cuerpo toma iniciativas, ya no se contenta con recibir, con padecer, con encajar.
Al tomar conciencia de nuestro cuerpo, le concedemos una influencia sobre la vida.

                                                        T Bertherat

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